Fallece uno de quienes me diera la oportunidad de crecer en esta profesión, quien me ha dejado ser parte de su equipo de trabajo e iluminado en más de una ocasión con su sabio consejo.
Mi querido Jorge L. Otero, que tu espíritu siempre motivado por el saber, pueda descansar en paz.
Mis respetos y saludos a su familia y amigos.
Atte.
Maria Eugenia Petrini.
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