miércoles, 3 de enero de 2007

Ciencias más recientes

La documentología y la accidentología, son podría decirse, las ciencias más recientes.

Más recientes y en auge. Mientras que la documentología se encarga del análisis de soportes, elementos escritores, escritos y documentos de valor comercial y civil, la accidentología se ocupa de determinar:

- ¿Cómo circulaban los partícipes momentos antes de la colisión?
- ¿A qué velocidad lo hacían?
- Carácter participativo de los rodados.
- Causa basal del accidente.

De este modo, sin olvidar que la accidentología, es una rama de la Criminalística, no le escapan a ella, lo interrogantes propios de la ciencia.

Interrogantes criminalísticos.
¿Qué sucedió?
¿Cuándo sucedió?
¿Dónde sucedió?
¿Quién está involucrado?
¿Cómo se realizó?
¿Con qué se realizó?

Lugar del hecho.
Lugar del hecho, teatro de los hechos, escena del crimen, son sinónimos que refieren lo mismo, al espacio físico donde ha acontecido un ilícito motivo de investigación.

La importancia de su tratamiento reside en la nueva concepción de “testigos mudos”.

La bibliografía hace referencia a la “evolución de los medios de prueba”, ello significa que los conceptos en dicho sentido han ido variando, es decir, en un primer momento era suficiente “la Divina Providencia” para declarar la culpabilidad o no de persona alguna, y para ello bastaba poner las manos del sospechoso sobre fuego, de modo tal que si se llagaba era culpable. Pero al mismo tiempo que el pensamiento, la investigación también fue avanzando y se ha pasado desde la prueba testimonial hasta la confesional para darse cuenta que en toda escena hay testigos cuya memoria no es falible ni son influenciados por terceros al momento de declarar, ellos son los testigos mudos de la escena[1]. Denominados así, dado que son objetos inanimados que están presentes con alguna consecuencia de lo que ha sucedido en su presencia:


“NO HAY HUELLA SIN CONTACTO,
NI CONTACTO QUE NO DEJE HUELLA”
Edmond Locard[1].

Sin embargo, y pese a la objetividad que reviste a los mencionados “seres” inanimados, son los seres humanos los que deben cumplir la labor de detectarlos, procesarlos, analizarlos, y en determinado momento, transportarlos. Es decir, si la persona falla en tomarles declaración a esos testigos mudos, de nada sirve su presencia en el lugar.

Y es tan importante la huella dejada por un automóvil en el proceso de frenado previo a un impacto, como el cuchillo ensangrentado que ha atravesado el corazón de algún desdichado ser[3].

[1] Albarracín, R., 1971.
[2] Locard, E., 1954.
[3] Guzmán, C., 1980.

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